La aurora del olvido
Estamos asistiendo, conscientes o no, a un naufragio de difícil rescate. El olvido ha hecho presa de muchos. Abriendo así las compuertas de la desfachatez, el irrespeto, la irreverencia y la inmoralidad.
Nos olvidamos de las buenas formas y el buen decir. Pareciera que perdemos en humanidad cuanto ganamos en progreso y desarrollo.
¿Y nuestros hijos? Bien gracias, diríamos sin reparo, pero sin conocimiento de causa. Porque nos los está robando el desatino. Las canas eran sagradas, hoy una desgracia a ocultar. Las arrugas una señal de respeto y veneración, hoy la evidente marca de haber pasado de moda. Por lo tanto, también hay que borrarlas.
El olvido como arma para ocultar nuestras miserias pero también nuestros valores. El olvido para enterrar la inteligencia y el decoro. El olvido como manera de dar paso al delirio aberrante de un mundo sin control. Y todavía podemos despertar, antes de la aurora, para que no nos sorprenda la terrible soledad de la desvergüenza.
Nueva York
Martes 1ero. De Julio
martes, 1 de julio de 2008
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